XXII Encuentro de la Jurisdicción Ordinaria
1819 – 2019: 200 Años de Justicia para la Democracia
Información de Interés
HISTORIA
La historia de Medellín se remonta al Siglo XVII cuando los habitantes del Valle de Aburra, liderados por los dueños de haciendas, a su vez mineros y comerciantes, realizaron las gestiones conducentes a la erección de la Nueva Villa en el sitio de Ana, como era conocida la quebrada Santa Elena. Con la fundación de esta villa se respondía a las políticas de la Corona Española de crear ciudades, lo cual coincidía con los intereses de sus habitantes que buscaban mayor autonomía para dirigir sus vidas y decidir sobre la complejidad de la vida ciudadana y el futuro de las nuevas generaciones, acorde con sus proyectos y necesidades. Por ello, el Cabildo de Santa Fe de Antioquia, capital de la provincia se mostró enemigo de la nueva ciudad.
El valle en donde hoy se asienta Medellín fue visto por los españoles por primera vez, en agosto de 1.541. Venían en una expedición al mando de Jerónimo Luis Téjelo, quien a su vez obedecía órdenes del Mariscal Jorge Robledo, en búsqueda de tierras y riquezas de oro.
Habitado por indígenas de distinto carácter (Yamesíes, Niquías, Nutabes y Aburraes, según las crónicas), el valle les es propicio a los colonos ibéricos, en cabeza de Francisco Herrera y Campuzano, para fundar el 2 de marzo de 1616, la población de San Lorenzo de Aburrá en el sitio que hoy ocupa el Parque del Poblado. Una Cédula Real de la Reina Mariana de Austria, en 1674, le otorga el título de Villa y el 2 de noviembre de 1675 se establece la Villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín.
El Cabildo de Medellín defendió los intereses del comercio medellinense y de la Villa frente a los celos de Santa Fe de Antioquia, reguló la circulación de moneda, el mercado dominical, las pulperías, el aseo y ornato de la Villa, trazado de calles y otras de sana convivencia, con lo cual logró consolidar a Medellín como la principal ciudad comercial de la provincia Antioqueña. Gracias a este proceso, la Nueva Villa se convirtió en 1826 en la capital de Antioquia.
SÍMBOLOS
LA BANDERA*
La bandera de Medellín es blanca y verde, en franjas horizontales iguales y lleva el escudo de la ciudad en el centro. El blanco simboliza pureza, integridad, obediencia, firmeza y elocuencia. El verde representa la esperanza, la abundancia, la libertad y la fe.
EL ESCUDO*
En un campo azul se representa un torreón de oro y sobre la puerta un escudo de 7 armas con 15 casillas, 7 azules y 8 de oro. En la parte superior 2 torreones y en medio de ellos la imagen de Nuestra Señora de la Candelaria, Patrona de la ciudad. El escudo de Armas de Medellín fue concedido por la Real Cédula dada en Madrid por el Rey Carlos II.
LA ORQUÍDEA CATLEYA (CATLEYA TRIANAE)
Esta planta oriunda de Colombia, se convirtió en el símbolo nacional en 1834. Se encuentra principalmente en el piso térmico templado.
La familia de las orquídeas, a la cual pertenece la flor de mayo (Cattleya trianae Lindl & Rchb. fil), es la más abundante, tanto en la flora de Colombia como en la flora mundial; se calcula que el número de especies es superior a 35.000. De hecho es la familia de plantas que exhibe las características más avanzadas desde el punto de vista evolutivo, motivo por el cual se encuentra en pleno proceso de diversificación, circunstancia que se ve reflejada en la abundancia y diversidad de especies.
Las orquídeas son plantas herbáceas que forman rizomas o seudobulbos sobre los cuales se desarrollan las hojas; aunque hay un buen número de especies terrestres, la gran mayoría son epífitas, es decir que se han adaptado para vivir sobre los árboles. Lo más característico de ellas es la vistosidad de sus flores, marcadamente irregulares, y con los órganos sexuales fusionados, donde los estambres y el pistilo se forman sobre la columna, que es una prolongación del eje por encima de un ovario ínfero. Los tres sépalos generalmente son iguales y su apariencia es similar a la de los pétalos; los dos pétalos laterales son menores en tanto que el tercero, denominado labelo, es mayor y más vistoso. Otra característica importante es la de que ya no liberan el polen, sino que forman masas, llamadas polinios, que se adhieren al lomo de algunos insectos para su dispersión. Se trata de un mecanismo muy avanzado y que implica una evolución paralela entre las orquídeas y los insectos que visitan sus flores.
EL SILLETERO
Hasta la década de los setenta era posible ver silleteros recorriendo las calles de algún barrio de Medellín, a la entrada de los cementerios, en los atrios de las iglesias aguardando la terminación de la primera misa o en alguna de las plazas de mercado de la ciudad buscando compradores para su carga traída desde el campo. Los silleteros no fueron siempre floricultores.
Su procedencia, además, indica que prácticamente en la totalidad del área rural circundante, correspondiente a los municipios de Rionegro, Guarne y el Corregimiento de Santa Elena, hacia el oriente de la ciudad, y en los corregimientos de San Cristóbal y San Antonio de Prado al occidente, se ha ejercido desde siempre una intensa actividad de cultivos para abastecer a la ciudad de frescos productos de la huerta.
Una o dos veces por semana, los campesinos bajaban a Medellín, a muy tempranas horas para concurrir al ya desaparecido mercado de la Plaza de Cisneros o especialmente los productores de la vereda de Santa Elena a la Plaza de Flores, localizada al oriente de la ciudad, en la ruta del tradicional sector de Buenos Aires.
Esta era su rutina comercial en aquel entonces, y así fue tomando forma esta bella tradición.
El silletero actual, sin abandonar sus fuertes lazos con las actividades de la huerta, más que un floricultor que derive de allí todo su sustento, se ha convertido en un artesano que episódicamente despliega sus virtudes en la composición de arreglos florales.
Su oficio de silletero va ligado a un descomunal esfuerzo humano por superar los escollos de la naturaleza. Precisamente ahí radica su función original, la que cimentará uno de los rasgos más notorios de la cultura antioqueña: la tenacidad ante los desafíos del medio.
El silletero es, entonces, un especialista de trochas, senderos, caminos y montañas. Mucho antes que el floricultor o portador de flores, el silletero constituye un elemento del paisaje regional como pieza fundamental de la tecnología del transporte de mercancías y viajeros en la difícil topografía andina central.
El mundo conoció rápidamente las excelencias del clima de Medellín y sus alrededores, afianzando la imagen de la “eterna primavera” y de las riquezas florales de la región. Ya de tiempo atrás las orquídeas colombianas habían sido difundidas a diversos coleccionistas y miembros de clubes de jardinería. La demanda de las flores para consumo nacional hacia la Costa e internacional hacia los Estados Unidos, hizo que ya desde la década del treinta, Antioquia exportara flores con regularidad.